Los petrodólares que financiaron a Hamás y toleró Netanyahu

El primer ministro israelí pactó con Qatar el envío de dinero durante los últimos 15 años al brazo armado del grupo terrorista para debilitar a la Autoridad Palestina. Israel ofrece 400.000 dólares de recompensa por Sinwar, el líder de Hamás. Netanyahu destaca la rendición de «decenas» de milicianos, «principio del fin de Hamás».

En Israel no es ningún secreto que Benjamín Netanyahu facilitó la entrada de miles de millones de dólares llegados de Qatar a la Franja de Gaza. «De la entrada de dinero se ha informado. Y se han escrito ríos de tinta sobre la teoría que tiene Netanyahu de que para evitar negociar con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), buscaba un equilibrio con Hamás, que estaba y sigue estando muy enemistado con la ANP», explica Mario Sznajder, profesor emérito de Ciencias políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén. La novedad es que The New York Times informó esta semana que la comunidad de inteligencia israelí descubrió recientemente que Qatar transfirió dinero al brazo militar de Hamás, pero que el Gobierno no tomó medidas para detener los pagos mensuales desde Doha.

Sznajder también dice que, si bien nadie puede entrar en la mente del dirigente israelí, sus acciones indican que el propósito de hacer llegar dinero a Hamás de manera regular, es decir, fortalecer la organización, iba en directo detrimento de la ANP, gobernante, a duras penas, en Cisjordania. «Para debilitarla más y que definitivamente no hubiera con quien hablar porque en realidad él no tiene ningún interés en que haya un Estado palestino», expone.

Así, el argumento de Netanyahu desde que regresó al poder en 2009 ha sido siempre el mismo a este respecto: la mera existencia de Hamás impedía las negociaciones. ¿Qué sentido tiene negociar con la ANP si no tiene autoridad sobre Gaza ni en muchos lugares de Cisjordania? Para concluir que no hay con quien negociar, punto, ya que Hamás declara abiertamente que busca la destrucción de Israel. «En los últimos 15 años, Israel hizo todo lo posible para degradar a la ANP e impulsar a Hamás», dijo recientemente el ex primer ministro israelí Ehud Olmert. «Gaza estaba al borde del colapso porque no tenía recursos, no tenía dinero y la ANP se negaba a darle dinero a Hamás. Bibi los salvó. Bibi hizo un trato con Qatar y comenzaron a mover millones y millones de dólares a Gaza», dijo refiriéndose a Netanyahu.

Y Olmert no ha sido el único en decir estas cosas. Yuval Diskin, jefe del servicio de seguridad Shin Bet entre 2005 a 2011, dijo al diario Yedioth Ahronoth en enero de 2013: «Si miramos a lo largo de los años, una de las principales personas que contribuyeron al fortalecimiento de Hamás ha sido Bibi Netanyahu, desde su primer mandato como primer ministro». También gente afín al mandatario como Jonatan Urich, uno de sus asesores de comunicación y portavoz del Likud, dijo en 2019 que uno de los logros del primer ministro fue separar Gaza –tanto política como conceptualmente– de Cisjordania. Netanyahu «básicamente destrozó la visión del Estado palestino en estos dos lugares», alardeó. «Parte del logro está relacionado con el dinero Qatarí que llega a Hamás cada mes». Hasta el propio Netanyahu se autoincriminó en 2019 en una conferencia de su partido: «Cualquiera que quiera impedir el Establecimiento de un Estado palestino debe apoyar el fortalecimiento de Hamás». Sin embargo, a finales del mes pasado, Netanyahu desestimó estas acusaciones, alegando que sólo permitió que el dinero qatarí ingresara a Gaza para evitar una catástrofe humanitaria.

A lo largo de los años, desde que Hamás tomó el poder en Gaza, desde la operación «Plomo Fundido», de finales de 2008 y principios de 2009, muchos analistas observan que Hamás no ha enfrentado ninguna amenaza militar genuina de Israel. «Lanzaban misiles, Israel respondía con operaciones militares limitadas y ya», dice Snzajder. «Mientras, con la ANP se mantenía una relación de cooperación en seguridad limitada, sin la cual habría habido muchos más atentados». El jefe del servicio de inteligencia interna, Shin Bet, Nadav Argaman, habló de esto cuando terminó su mandato en 2021. Advirtió explícitamente que la falta de diálogo entre Israel y la ANP tenía el efecto de debilitar a esta última y reforzar a Hamás. Advirtió que la relativa tranquilidad en Cisjordania era ilusioria y que «Israel debe encontrar una manera de cooperar con la ANP y fortalecerla». Gadi Eisenkot, miembro del gabinete y cuyo hijo y sobrino han muerto combatiendo en Gaza, corroboró en 2022 que Argaman tenía razón. «Esto es lo que está pasando y es peligroso», añadió.

Ahora, una gran parte del público israelí señala a Netanyahu como el principal responsable de la catástrofe sobrevenida sobre los israelíes el 7-O con el ataque de Hamás y también como gestor del enclave palestino gazatí durante más de 15 años. Pero la consigna es ajustar cuentas solo después de la guerra. Se sospecha que el primer ministro en realidad está ya inmerso en una campaña política para no perder el puesto y, como señala Amos Harel en el diario Haaretz, su principal mensaje a los israelíes es que sólo él puede frustrar el complot estadounidense para depositar sobre la ANP la administración de la franja cuando Hamás haya sido derrotado.

Antonio Carbajal
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