Los problemas de Sánchez

El 2024 no será un año fácil en lo político. La situación interna, volátil y agresiva, vendrá marcada por tres procesos electorales. El primero de ellos, en Galicia, servirá para medir la fortaleza de Feijóo, aunque puede acabar siendo un descalabro para el PSOE. En principio, son elecciones cómodas para Sánchez. Los socialistas gallegos se dejarán llevar por los vientos confederales que soplan en Moncloa, y esperan que eso les reporte un plus electoral. Juega en contra la terrible fragmentación del resto de la izquierda. Pablo Iglesias ha declarado la guerra a Yolanda Díaz y la primera batalla se va a librar en Galicia. El BNG ha tocado techo hace mucho, aunque puede beneficiarse de algún descontento morado y habrá que estar atentos a las posibilidades de nuevas formaciones como la de Pachi Vázquez, antiguo dirigente del PSdeG. En ese rio revuelto, en principio el PP no debería tener problemas, pero la presión mediática intentará situar las elecciones como una suerte de plebiscito a Feijóo. Si consigue una nueva mayoría absoluta, las luces se tornarán contra el PSOE. La segunda parada electoral será en Euskadi. El interés de la convocatoria reside en comprobar si el PNV resiste el envite de Bildu. Ortuzar ha jugado mal sus cartas y su cabeza pende de un hilo, solo tiene a su favor la fuerte implantación del partido en todo el territorio. El otro dato de interés es si el Partido Socialista cumple su acuerdo con Otegi o renueva voto matrimonial con el PNV. Los terceros comicios son las elecciones europeas. En realidad, serán la consecuencia de los procesos gallego y vasco y de los pactos postelectorales que se produzcan en este último. A esta complicada yincana de urnas, se añade la negociación con los independentistas, que se vislumbra como un culebrón, y la presión de Podemos, que si se han divorciado de Sumar no ha sido para pasar desapercibidos durante la legislatura. La situación política internacional se resume a la guerra de Ucrania y de Gaza. Sánchez ha intentado acercarse a EEUU en reiteradas ocasiones, la más sonada con el giro copernicano en Marruecos, pero la voz disidente con el conflicto en el Mar Rojo ha enojado a Biden. En este tema, Sánchez no tiene ningún criterio ideológico, sencillamente, le perjudicaría en plena campaña electoral gallega un buque de guerra español navegando por el Mar Rojo. Lo que no es aceptable es que, siempre, los problemas de Sánchez los pagan los españoles.

Antonio Carbajal
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