La dieta del guerrero: el nuevo ayuno intermitente.
Esta dieta se inspira en los patrones de alimentación de los antiguos guerreros, que durante el día estaban activos y comían poco, para luego, al final del día, realizar una ingesta abundante.
¿Qué es la dieta del guerrero?
La dieta del guerrero es un método de ayuno intermitente ideado por Ori Hofmekler, quien fue miembro de las Fuerzas Especiales de Israel y que publicó en el año 2007 un libro titulado The Warrior Diet, el cual ha ganado en protagonismo en los últimos años ante el auge de este tipo de dietas basadas en el ayuno. Esta dieta está inspirada en los patrones de alimentación de los antiguos guerreros, que no comían demasiado durante el día y aprovechaban la noche para alimentarse de forma abundante y recuperar fuerzas con una sola ingesta. Cada vez más popular en España, esta dieta se basa en ayunar durante 20 horas seguidas (aunque se permite la ingesta en pequeñas porciones de algunos alimentos) y un periodo de alimentación de solo 4 horas, preferentemente al final del día, y también con algunos condicionantes.
Cómo seguir la dieta del guerrero
Para seguir la dieta del guerrero hay que saber que se trata de un plan de tres semanas que está dividido en fases, cada una de ellas con una duración de una semana. La primera de ellas es la de subalimentación, en la que se busca «desintoxicar» el organismo y en la que se permiten consumir líquidos como té o café (sin edulcorantes) y alimentos naturales como huevos duros, frutas, verduras crudas, zumos de verduras y pequeñas porciones de proteínas durante 20 horas al día durante la primera semana, mientras que en las cuatro horas diarias en las que se puede comer, se podrá ingerir ensalada con aceite y vinagre, verduras cocidas, pequeñas cantidades de queso y judías.
En una segunda fase, denominada de sobrealimentación, se comerá lo mismo durante la ventana de «ayuno» de 20 horas, continuando con una ventana de alimentación en la que además de los ingredientes frescos mencionados, se pueden incluir ensaladas y alimentos ricos en proteína, como carnes, pescados y legumbres, e hidratos de carbono como la quinoa, semillas o los frutos secos.
Llegada una tercera fase, se deben alternar entre uno o dos días de alimentación alta en hidratos de carbono durante un periodo de 4 horas, continuando con días de alto contenido en proteínas y bajo en hidratos de carbono. Una vez finalizadas las tres fases, se vuelve a comenzar con la primera.
Beneficios de la dieta del guerrero
- Ayuda a la salud del cerebro: algunos estudios han permitido confirmar que las dietas de ayuno intermitente contribuyen a reducir marcadores inflamatorios del organismo que influyen en la memoria, además de demostrar que puede ayudar a reducir el riesgo de padecer Alzheimer.
- Reduce la inflamación corporal: también ayuda a reducir los niveles de inflamación en el organismo, los cuales se relacionan con diferentes enfermedades y problemas de salud como el cáncer y la obesidad.
- Favorece el control del azúcar en sangre: Gracias a este tipo de dietas es posible controlar mejor el azúcar en sangre, lo que beneficia especialmente a las personas que padecen diabetes.
- Ayuda a adelgazar: una de las grandes razones por las que muchos siguen la dieta del guerrero tiene que ver con su capacidad para perder peso, si bien, dado que es muy restrictiva, puede llegar a resultar complicado mantenerla en el tiempo.
Más allá de seguir la dieta, su creador, Ori Hofmekler recomienda seguir un plan de ejercicio para llevar a cabo mientras se sigue este plan de alimentación. Todo está enfocado a que, con el control alimenticio y el adecuado ejercicio físico, se consigan aumentar los niveles de energía y la masa muscular, haciendo que al mismo tiempo se pueda combatir y eliminar la grasa corporal.
A pesar de todo, hay cierta controversia con respecto a la dieta, ya que, aunque quienes la han probado aseguran que funciona, algo que no es extraño, dado que se consume una menor cantidad de calorías de lo habitual, existen dudas sobre si es un plan de alimentación sostenible. Aunque algunos estudios científicos han tratado de analizarlo, por el momento no hay evidencias que respalden su eficacia ni su método.
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